domingo, 27 de noviembre de 2011

Relato sobre la violencia de género

Esta es la historia de una persona  que aprecio mucho y que tuvo que vivir una de las peores situaciones que puede pasar una madre. Ella es una de las terapeutas de mi hijo, Augusto, y además de ser una excelente profesional, es una gran persona que merece todo mi afecto y respeto. 

Nace una historia
Lo conoció en Agosto de 1988, en una de las fiestas de la facultad, ella estudiaba Terapia Ocupacional, el Derecho. Como toda relación, empezó de a poco, se fueron conociendo, y así ella se fue enamorando. A los pocos meses se fueron a vivir juntos, para luego casarse y así formar una familia. Una gran historia de amor nacía.
Su relación era casi perfecta, incluso ella era la envidia de todas sus amigas por tener a su lado a un gran esposo y a una gran persona. Nada hacía presagiar lo que vendría después.
El deseo de tener hijos se vio frustrado en seis ocasiones, hasta que en 1997 llego Sebastián, y un par de años después, Valentina.
Poco después del nacimiento de Sebastián, el empezó a golpearla durante la noche, para luego negarlo durante el día, haciéndola pasar por loca frente a los demás. Al mismo tiempo empezó a recibir mensajes obscenos en su teléfono. Esa familia idílica con la que ella había soñado comenzaba a desmoronarse. 

Fin del sueño. Comienza la pesadilla
Corría el año 1999 cuando el entra en un pozo depresivo. Y con ello empiezan las agresiones. Sin miramientos comenzó a golpear a su mujer y a sus hijos. El ya no era el mismo, no solo los agredía físicamente, sino que además empezó a pasearse desnudo por la casa sin importar quien estuviera, e incluso a mirar pornografía delante de sus pequeños. Ella no lo tolera más, y decide pedirle que se vaya. Empieza la pesadilla.
Palabras de ella: “Tres veces entró rompiendo el portón del garaje y la puerta de la cocina. Una vez destrozó con un palo la computadora, muebles, me tiró al suelo, y me agredió físicamente”. Mi hijo me decía: ‘Mamá, vamos a escondernos a un pelotero que ahí no nos va a encontrar”.  Veintidós denuncias, veintidós veces expuso ante los representantes del estado que ella y sus hijos eran víctimas de la violencia de él y que temía por sus vidas. Veintidós veces volvió a su casa con promesas y miedo.  El 2 de Octubre le llega una citación que decía que tenía que presentarse el 27 de Septiembre (Si, leyó bien, 5 días después) en el juzgado para constatar las heridas que le hizo su padre a Sebastián en el mes de Junio. Ella se presenta igual, la derivan a una psicóloga que sin ningún tipo de técnica para estos casos interroga al niño. Ella le comenta a la psicóloga que el niño evidenciaba cambios en su conducta infantil (se hacía pis encima), a lo que recibe como respuesta de que lo lleve a un psicólogo particular, y nada más. El tribunal de menores le niega la custodia exclusiva de sus hijos, así como que las visitas de su padre sean supervisadas por un representante del juzgado. Ella estaba cada vez más sola, cada vez más desprotegida.

Crónica de un final anunciado
Esta historia que había comenzado como una historia de amor, termino siendo una de terror cuyo desenlace se produjo el 16 de Octubre del año 2000. Día de la madre, y dos días antes del cumpleaños de ella. Él se lleva a los chicos a almorzar con la promesa de devolverlos para las 6 de la tarde. En el umbral de la puerta ella les dio un beso y se despidió,  sin saber que sería la última vez que vería a sus hijos con vida. Se hicieron las 6, después las 7, y luego las 8 de la noche y no había noticias de los chicos y su padre. Llama a la madre de el para preguntarle si sabía algo de ellos, a lo que recibe como respuesta por parte de su suegra que no se iba a meter, que no quería problemas. A la medianoche hizo la denuncia en la comisaría 7° de Mar del Plata, pero le contestaron que no era pertinente. A las 1:30 ya del 17 de Octubre, fue a la Brigada para que la acompañaran a buscarlos, “legalmente no podemos hacer nada” recibió como contestación. A las dos de la madrugada  fue a la comisaría 3°, recibiendo la misma respuesta. A las 3 fue sola a la casa de él, pero nadie respondió. Luego hablo a la fiscalía N° 3 de turno y le dijeron que hiciera la denuncia en la comisaría 7°, así lo hizo. La denuncia sería enviada a la Fiscalía N°4 a las 7:30 de la mañana. A esa hora fue a dicha fiscalía, pero la denuncia no había llegado.
Una hora y media después ella constato lo peor, su ex marido había degollado a los dos niños.  La vivienda de el tenía solo un ambiente, además del baño. Los chicos estaban sentados mirando la televisión, él se acercó por sus espaldas y con cuchillo en mano consumo la tragedia. Luego preparo la cama y llevo allí los cuerpos de los dos chicos para pasar la noche con ellos. A las 9 de la mañana del 17 de Octubre de 2000, llamo a la policía, y con suma tranquilidad les conto lo que había hecho.
El jueves 6 de Septiembre de 2001, el Tribunal Oral Criminal N°3 de Mar del Plata lo condeno a reclusión perpetua, sin gozar de beneficio excarcelatorio alguno, excepto una conmutación de pena o un indulto que llegue del poder político. Por primera vez un tribunal aplica el artículo 52 del Código Penal.
Esta es una historia real, él se llama Ariel Bualo, y continua cumpliendo su condena en la Unidad Penal 16 de Melchor Romero, ella se llama Adriana García, y hoy se dedica a ayudar a chicos con capacidades diferentes. Desde la trágica desaparición de sus hijos a manos de su padre, Adriana sigue luchando contra la violencia de género y familiar.

Conclusión.
Lamentablemente la realidad no ha cambiado, siguen presentándose casos de abusos hacia mujeres y niños, el maltrato es cotidiano, y tanto la justicia como el poder político parecen incapaces de poder dar una solución al respecto.
Como anécdota también quiero contar que durante el desarrollo del juicio a Ariel Bualo, el fiscal del caso acuso a Adriana de que ella también era responsable moral de la muerte de sus hijos, porque permitió que su padre, a sabiendas de su peligrosidad, siguiera teniendo contacto con los chicos.
Ante gente así, que supuestamente responde en nombre de la justicia, ¿qué puede cambiar? O acaso no es también violencia de genero que un juez halla beneficiado a un hijo de puta que abuso de una nena de 8 años porque considero, entre otras cosas que una “felatio in ore” (dicho ordinariamente: mamada de pene) no responde  a un “acceso carnal” sino a un “abuso deshonesto”, y que como el hecho se produjo en una habitación a oscuras, no fue tan traumatizante para la niña. Por lo tanto solo lo condeno a 3 años de prisión, si ¡3 años!  Este juez es Eugenio Zaffaroni, hoy juez  de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Uno piensa que siendo mujer la Presidente, esta realidad iba a cambiar, que se iba a amparar más a la mujer en estos casos, pero está visto que no hay intención de hacerlo. Yo pido por favor, tomemos conciencia de este flagelo y actuemos, muchas mujeres y niños dependen de ello.
 
Las cadenas y los muros del hogar no se ven con claridad, son casi siempre  invisibles, aunque no menos reales o insuperables.”
 *Luis Rojas Marcos, psiquiatra

 Autor: @BastaDeLosK


Por favor lean este articulo escrito por Adriana para Pagina 12